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LISTA DE DOGMAS DE LA IGLESIA

La siguiente exposición se refiere a todos los Dogmas Católicos (Sentencias con certidumbre teológica DE FE), que conoce la Teología Dogmática Católica. La exposición consta del dogma formulado y de su definición, es decir, los datos que hacen constar qué Sínodo, Concilio o Sumo Pontífice lo definieron como tal.


INTRODUCCIÓN


Grados de certidumbre teológica


1.- Tienen el supremo grado de certeza las verdades reveladas inmediatamente. El ascenso de fe que a ellas se presta radica en la autoridad misma del Dios revelador (fides divina), y cuando la Iglesia garantiza con su proclamación que se hallan contenidas en la revelación, entonces dichas verdades se apoyan también en la autoridad del magisterio infalible de la Iglesia (fides católica). Cuando son propuestas por medio de una definición solemne del Papa o de un concilio universal, entonces son verdades de fe definida (de fide definita).


2.- Las verdades católicas o doctrinas eclesiásticas sobre las que ha fallado de forma definitiva el magisterio infalible de la Iglesia hay que admitirlas con un ascenso de fe que se apoya únicamente en la autoridad de la Iglesia (fe eclesiástica). La certidumbre de estas verdades es infalible como la de los dogmas propiamente dichos.


3.-Verdad próxima a la fe (fidei proxima), es una doctrina considerada casi universalmente por los teólogos como verdad revelada, pero que la Iglesia no ha declarado todavía como tal de forma definitiva.


4.- Una sentencia perteneciente a la fe o teológicamente cierta (“ad fidem pertinens vel theologice certa”) es una doctrina sobre la cual no ha hecho todavía manifestaciones definitivas el magisterio eclesiástico, pero cuya verdad está garantizada por su conexión íntima con la doctrina revelada (conclusiones teológicas).


5.-Sentencia común es una doctrina que, aunque todavía cae dentro del campo de la libre discusión, es sostenida generalmente por todos los teólogos.


6.- Opiniones teológicas de inferior grado de certeza son las sentencias probables, más probable, bien fundada y la llamada sentencia piadosa, por tener en cuenta la piadosa creencia de los fieles (“sententia probabilis, probabilior, bene fundata, pia”). El grado ínfimo de certeza lo posee la opinión tolerada, que sólo se apoya en débiles fundamentos, pero es tolerada por la Iglesia. A propósito de la declaraciones del magisterio eclesiástico, hay que tener en cuenta que no todas las manifestaciones de dicho magisterio en materia de fe y costumbres son infalibles, y por tanto, irrevocables. Son infalibles únicamente las declaraciones del Concilio Ecuménico que representa al episcopado en pleno y las declaraciones del Romano Pontífice cuando habla ex cathedra. El magisterio del Romano Pontífice en su forma ordinaria y habitual no es infalible. Tampoco las decisiones de las congregaciones romanas (Congregación para la Doctrina de la Fe, Comisión Bíblica), son infalibles. No obstante, hay que acatarlas con interno asentimiento (assensus religiosus) motivado por la obediencia ante la autoridad del magisterio eclesiástico. No es suficiente como norma general el llamado respetuoso silencio. Excepcionalmente puede cesar la obligación de prestar el ascenso interno cuando un apreciador competente, después de examinar reiterada y concienzudamente todas las razones, llega a la convicción de que la declaración radica en un error. “La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven. Por ella fueron alabados nuestros mayores.” (Heb. 11, 1-2).


Dogmas sobre Dios:

Dios puede ser conocido por la luz natural de la razón humana partiendo de las cosas creadas.

Dios existe.

Hay un sólo Dios. Dios es eterno. Santísima Trinidad.


Dogmas sobre la Creación:

Todo cuanto existe fuera de Dios ha sido sacado de la nada por Dios en cuanto a la totalidad de su sustancia.

Carácter temporal del Mundo.

Dios conserva en la existencia a todas las cosas creadas.


Dogmas sobre el Hombre:

El hombre consta de dos partes esenciales: el cuerpo material y el alma espiritual.

El pecado de Adán se propaga a todos sus descendientes por generación, no por imitación.


Dogmas sobre Jesucristo:

Jesucristo es verdadero Dios e hijo de Dios por esencia.

Las dos naturalezas de Cristo, después de su misión poseyendo íntegro su modo propio de ser sin transformarse o mezclarse.

Cada una de las dos naturalezas en Cristo posee una propia voluntad física y una propia operación física.

Jesucristo aun como hombre, es hijo natural de Dios. El hombre caído no podía redimirse a sí mismo.

Cristo se inmola a sí mismo en la cruz como verdadero y propio sacrifico.

Cristo nos rescató y reconcilió con Dios por medio del sacrificio de su muerte en la cruz.

Al tercer día después de su muerte, Cristo resucita glorioso de entre los muertos. Cristo subió en cuerpo y alma a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios Padre.


Dogmas sobre el Espíritu Santo

El Espíritu Santo es Dios Procede del Padre y del hijo Analogía de la fe

Analogía del hombre


Dogmas sobre la Santísima Virgen:

La Inmaculada Concepción. María madre de Dios.

La Asunción de María.

La Virginidad perpetua de María


Dogmas sobre la Iglesia:

La Iglesia fue fundada por el Dios-Hombre, Jesucristo.

Cristo constituyó al apóstol San Pedro como primero entre los apóstoles y como cabeza visible de toda la Iglesia, confiriéndole inmediata y personalmente el primado de jurisdicción.

El Papa posee la plena y suprema potestad de jurisdicción sobre toda la Iglesia no solamente en cosas de fe y costumbres, sino también en la disciplina y gobierno de la Iglesia.

El Papa es infalible siempre que habla es cátedra.

La Iglesia es infalible cuando define en materia de fe y costumbres.


Dogmas sobre los sacramentos:

El Bautismo es un verdadero sacramento instituido por Jesucristo. La Confirmación es verdadero y propio sacramento.

La Iglesia ha recibido de Cristo la potestad de perdonar los pecados cometidos después del bautismo.

La Confesión Sacramental de los pecados está prescrita por Derecho Divino y es necesaria para la salvación.

La Eucaristía es verdadero sacramento instituido por Cristo.

La unción de los enfermos es verdadero y propio sacramento instituido por Cristo. El orden es un verdadero y propio sacramento instituido por Cristo. Sacramentalidad del matrimonio.


La escatología del mundo:

La muerte, en el actual orden de salvación, es consecuencia primitiva del pecado. El cielo: La vida eterna.

Los que mueren en estado de pecado mortal van al infierno. El Purgatorio es el lugar de purificación.

Doctrina de demonio y los ángeles caídos

Doctrina de los Santos Ángeles

Segunda venida de Cristo, al final de los tiempos.

Todos los muertos resucitarán con sus cuerpos en el último día. El Juicio Universal.


Dogmas sobre Dios


1.- La existencia de Dios, posibilidad de conocer a Dios con la SOLA LUZ DE LA RAZÓN NATURAL. El Concilio Vaticano I (1.869-1.870) bajo Pío IX (1.846-1.870) declaró: “Si alguno dijere que Dios vivo y verdadero, creador y Señor nuestro, no puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana por medio de las cosas que han sido hechas, sea anatema.” Dz. 1.806. “La misma Santa Madre Iglesia sostiene y enseña que Dios, principio y fin de todas las cosas, puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana partiendo de las cosas creadas.” cf. Dz. 1.785. El Concilio presenta los siguientes elementos:


a) El objeto de nuestro conocimiento es Dios uno y verdadero, Creador y Señor nuestro; es por tanto un Dios distinto del mundo y personal.

b) El principio subjetivo del conocimiento es la razón natural en estado de naturaleza caída.

c) Medios del conocimiento son las cosas creadas.

d) Ese conocimiento es de por sí un conocimiento cierto.

e) Y, es posible, aunque no constituya el único camino para llegar a conocer a Dios. Pruebas de la Escritura:

a) “Pues de la grandeza y hermosura de las creaturas, por razonamiento se llega a conocer al Creador de estas.” Sap.13, 1-9,15.

b) “Porque desde la creación del mundo, lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad son conocidos mediante las creaturas, de manera que ellos son inexcusables.” Rom. 1, 20.


La idea de Dios no es innata en nosotros pero sí tenemos la capacidad para conocerle con facilidad, y en cierto modo espontáneamente, por medio de sus obras.


2.- La existencia de Dios como objeto de fe, La existencia de Dios no sólo es objeto del conocimiento de la razón natural, sino también objeto de la fe sobrenatural. Concilio Vaticano I 1.869-1.870, bajo Pío IX 1.846-1.878. 24 Abril 1.870. “La Santa Iglesia católica, apostólica y romana cree y confiesa que existe un sólo Dios verdadero.” Dz. 1782. Este mismo concilio condena por herética la negación de la existencia de Dios. Dz. 1.801. “Si alguno negase que sólo Dios es verdadero creador y señor de las cosas visibles e invisibles, sea anatema.”

Pruebas de la Escritura. La fe en la escritura de Dios es condición indispensable para salvarse: “Sin la fe es imposible agradar a Dios; pues es preciso que quien se acerque a Dios crea que existe y que es remunerador de los que le buscan.” (Hebreos 11,6). La revelación sobrenatural en la existencia de Dios, confirma el conocimiento natural de Dios, hace que todos puedan conocer la existencia de Dios con facilidad. No hay contradicción en que una misma persona pueda tener al mismo tiempo ciencia y fe de la existencia de Dios, ya que en ambos casos diverso el objeto formal: evidencia natural – revelación divina. Al primero llegamos por la razón natural y al segundo por la razón iluminada por la fe.


3.- La Unicidad de Dios, No hay más que un solo Dios. Concilio IV de Letrán 1.215, bajo Inocencio III (1.198-1.216). “Firmemente creemos y simplemente confesamos que UNO SOLO es Dios.” Dz. 428. La Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana cree y confiesa que hay un solo Dios verdadero y vivo.” Dz. 1.782.

Pruebas de las Escrituras:

“Oye, Israel, Yahvé es nuestro Dios, solo Yahvé.” (Dt. 6,4)

“Sabemos que el ídolo no es nada en el mundo y que no hay más Dios que uno solo.”(Cor. 8,4).

Act. 14, 14; 17, 23; Rm. 3,39; Ef. 4,6; 1 Tim. 1, 17; 2, 5.

Los santos padres prueban la unicidad de Dios por su perfección absoluta y por la unidad del orden del mundo. Dice Tertuliano: “El Ser Supremo y más excelente tiene que existir Él sólo y no tener igual a Él, porque si no, cesaría de ser <Ser Supremo>, y como Dios es el Ser Supremo, con razón dijo nuestra verdad cristiana: Si Dios no es uno solo, no hay ninguno.” Santo Tomás deduce especulativamente la unicidad de Dios de su simplicidad de la infinitud de sus perfecciones y de la unidad del universo. S. Th. I 11.3. La historia comparada de las religiones nos enseña que la evolución religiosa de la humanidad no pasó del politeísmo al monoteísmo, sino al contrario: del monoteísmo al politeísmo. Rom 1. 18. Se oponen a este dogma básico del cristianismo el politeísmo de los paganos y el dualismo gnóstico-maniqueo que suponía la existencia de dos principios increados y eternos.


4.- Dios es eterno, El Concilio IV de Letrán y el Concilio Vaticano asignan a Dios el predicado de eterno. “Firmemente creemos y simplemente confesamos, que uno solo es el verdadero Dios, eterno…”) Dz. 428.

“La santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana cree y confiesa que hay un solo Dios, verdadero, vivo, eterno, inmenso, incomprensible, infinito en su entendimiento y voluntad y en toda perfección.” Dz. 1.782. El dogma dice que Dios posee el ser divino sin principio ni fin, sin sucesión alguna, en un ahora permanente e indiviso.


Pruebas de las Escrituras:

Ps, 89,2. “Antes que los montes fueran, y fueran paridos la tierra y el orbe, eres Tú desde la eternidad a la eternidad.”

Ps. 2,7. Jo. 8.58 “Antes que Abraham naciese era yo.”

Especulativamente, la eternidad de Dios se demuestra por su absoluta inmutabilidad la razón última de la eternidad de Dios es su plenitud absoluta de ser que excluye toda potencialidad, y por tanto toda sucesión. S.Th. I 10, 2-3.


5.- Trinidad, “En Dios hay tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo; y cada una de ellas posee la esencia divina que es numéricamente la misma.” Concilio IV de Letrán1.215 bajo Inocencio III 1.198-1.216.“Firmemente creemos y simplemente confesamos, que uno solo es el verdadero Dios, eterno, inmenso e inconmutable, incomprensible, omnipotente e inefable, Padre, Hijo y Espíritu Santo: tres personas ciertamente, pero una sola esencia, sustancia o naturaleza absolutamente simple. El Padre no viene de nadie, el Hijo del Padre solo, y el Espíritu Santo a la vez de uno y de otro, sin comienzo, siempre y sin fin.” Dz.428. El dogma trinitario es declarado por este concilio pero el Concilio de Florencia presentó un compendio de ésta doctrina que puede considerarse como la meta final de la evolución del dogma. Concilio de Florencia 1.438-1.445. Eugenio IV 1.431-1.447: “Por razón de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo en el Padre, todo en el Espíritu Santo; el Espíritu Santo está todo en el Padre, todo en el Hijo. Ninguno precede a otro en eternidad, o le excede en grandeza, o le sobrepuja en potestad…” Dz. 704.


Sagradas Escrituras:

En el Antiguo Testamento es velada la alusión al misterio Trinitario: Gen. 1, 26. “Hagamos al hombre…” Ps. 2. 7 “Díjome Yahvé: Tu eres mi Hijo, hoy te he engendrado.” Nuevo Testamento: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá con su sombra, y por esto el Hijo engendrado será santo, será llamado Hijo de Dios.” (Luc. 1,35) (Espíritu Santo Altísimo e Hijo del Altísimo.) “Vio al Espíritu de Dios descender como paloma y venir sobre Él, mientras una voz del cielo decía: Este es mi Hijo amado en quien tengo mis complacencias.” (Mt. 3, 16 ss.) Donde se revela claramente el misterio Trinitario es en: “Id, pues, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.” (Mt. 28, 19). Así como el hombre puede con su sola razón descubrir al Dios uno. Al conocimiento de Dios Trino no puede asomarse si no es a través de la Divina Revelación.


En Dios la acción de entender, lo mismo que la de amar, se identifican con su propia esencia divina, porque su entender y su querer constituyen su mismo ser. Por eso en las dos procesiones divinas, o sea la que da origen al Hijo por vía de generación intelectual y la que da origen al Espíritu Santo por vía de amor procedente del Padre y del Hijo, no se da sucesión alguna, ni prioridad ni posteridad… son eternas con la misma eternidad de Dios. El Padre, en efecto, viendo reflejado en su propia divina esencia a su Verbo divino, que es la Imagen perfectísima de sí mismo le ama con un amor sin límites. Y el Verbo, que es la Luz del Padre, su Pensamiento eterno, su Gloria, su Hermosura, el esplendor de todas sus perfecciones infinitas, devuelve a su Padre un amor semejante, igualmente eterno e infinito. Y al encontrarse la corriente de amor que brota del Padre con la que brota del Hijo, salta por decirlo así, un torrente de llamas que es el Espíritu; amor único, aunque es mutuo, viviente y subsistente; abrazo inefable, vínculo que consume al Padre al Hijo en la unidad del Espíritu Santo. (“Perfección cristiana”. Royo Marín p. 53.).


Dogmas sobre la Creación


1.- Todo cuanto existe fuera de Dios ha sido sacado de la nada por Dios en cuanto a la totalidad de su sustancia. Concilio Vaticano 1.869-1.870. Pío IX 1.846-1.877. “…hemos determinado proclamar y declarar desde esta cátedra de Pedro… que este sólo verdadero Dios… creó de la nada a una y otra creatura, la espiritual y la corporal, esto es, la angélica y la mundana, y luego la humana, como común, constituida de espíritu y cuerpo.” Dz. 1.783. Concilio IV de Letrán 1.215 : “…Creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles, espirituales y corporales; que por su omnipotente virtud a la vez desde el principio del tiempo creó de la nada a una y otra creatura…” Dz. 428.


Pruebas de la Sagrada Escritura:

“Al principio creó Dios el cielo y la tierra.” (Gen. I,1)

“Te suplico, hijo mío, que mires al cielo y a la tierra, y veas cuanto hay en ellos, y entiendas que de la nada lo hizo todo Dios.” (Mac. 7, 28).

“Por la fe conocemos que los mundos han sido dispuestos por la palabra de Dios, de suerte que de lo invisible ha tenido origen lo visible.” (Heb. 11. 3).


La creación del mundo de la nada no solo es una verdad fundamental de la revelación cristiana, sino que al mismo tiempo llega a alcanzarla la razón con solas sus fuerzas naturales basándose en los argumentos cosmológicos y, sobre todo, en el argumento de la contingencia.


2.- Carácter temporal del mundo. “El mundo tuvo principio en el tiempo”. Concilio Vaticano 1.869-1.870. Pío IX 1.846- 1.878. “…hemos determinado declarar desde esta cátedra de Pedro… desde el principio del tiempo creó de la nada.” Dz. 1.783. “…Creador de todas las cosas.” Dz. 428.


Pruebas de las Escrituras:

“Ahora, Tú, Padre, glorifícame cerca de Ti mismo con la gloria que tuve cerca de Ti, antes que el mundo existiera.”(Jo.17.5)

“Nos eligió en Él, antes de la constitución del mundo.” (Ef. 1, 4). “Desde el principio fundaste Tú la tierra”. Ps. 101- 26.

La doctrina de la eternidad del mundo fue condenada. Dz. 501-503.


Contra la filosofía pagana y el materialismo moderno que suponen la eternidad del mundo, o mejor dicho, de la materia cósmica, la Iglesia enseña que el mundo no existe desde toda la eternidad, sino que tuvo principio en el tiempo. “El progreso de la física atómica permite inferir, por el proceso de desintegración de los elementos radiactivos, cual sea la edad de la tierra y del universo, probando positivamente el principio del mundo en el tiempo.” Discurso de Pío XII, 22 Noviembre 1.951. Sobre la demostración de la existencia de Dios a la luz de las modernas ciencias naturales.


3.- Conservación del mundo. Dios conserva en la existencia a todas las cosas creadas. Concilio Vaticano 1.869-1.870. Pío IX 1.846-1.877. 24 Abril 1870. “La Iglesia Católica declara desde esta cátedra… Todo lo que Dios creó, con su providencia lo conserva y gobierna…” Dz. 1.784.Pruebas de la Sagrada Escritura: Sab. 11,26. “¿Y cómo podría subsistir nada si Tú no quisieras o cómo podría conservarse sin Ti?.” Jo. 5, 17. “Mi Padre sigue obrando todavía y yo también obro.” Col. 1, 17. “Todo subsiste por Él.” La acción conservadora de Dios es un constante influjo causal por el que mantiene a las cosas en la existencia. Santo Tomás define la conservación del mundo como continuación de la acción creadora de Dios. Es conforme a la sabiduría y bondad de Dios conservar en la existencia a las creaturas, que son vestigio de las perfecciones divinas y sirven, por tanto, para dar gloria a Dios.


Dogmas sobre el Hombre


1.- El hombre consta de dos partes esenciales: el cuerpo material y el alma espiritual. Concilio IV de Letrán 1.215. Inocencio III 1.198-1.216. “… la humana, compuesta de espíritu y de cuerpo.” Dz.428. Concilio Vaticano 1.869-70. Pío IX 1.846-78. “… la humana, como común, constituida de cuerpo y alma.” Dz. 1.783. Según la doctrina de la Iglesia, el cuerpo es parte esencialmente constitutiva de la naturaleza humana; y no carga y estorbo como algunos dijeron. (Platón, Originistas). Igualmente, para defender el dogma católico contra los que decían que el hombre consta de tres partes esenciales: el cuerpo, el alma animal y el alma espiritual. El concilio VIII de Constantinopla declaró: “… que el hombre tiene una sola alma racional e intelectiva…” Dz. 338. El alma espiritual es principio de la vida espiritual y al mismo tiempo lo es de la vida animal (vegetativa y sensitiva). Dz.1655.


Sagradas Escrituras:

“El Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su rostro el aliento de vida.” Gen. II,7.

“… antes de que el polvo vuelva a la tierra de donde salió y el espíritu retorne a Dios.” Eccl. 12,7.

“No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, que al alma no pueden matarla; temed más bien a aquel que puede perder el alma y el cuerpo en la gehena.” (Mt. 10, 28).

Se prueba especulativamente la unicidad del alma en el hombre por testimonio de la propia conciencia, por la cual somos conscientes de que el mismo yo es principio de la actividad espiritual lo mismo que de la sensitiva y vegetativa.


2.- El pecado de Adán se propaga a todos sus descendientes por generación, no por imitación. Concilio de Trento 1.545-63. Paulo III 1.534-49. “Decreto sobre el pecado original”. 17 Junio 1.546. “…Si alguno afirma que la prevaricación de Adán le dañó a él solo y no a su descendencia… Si alguno afirma que este pecado de Adán que es por su origen uno solo y transmitido a todos por propagación, no por imitación, está como propio en cada uno…” Dz. 789-90 El Tridentino condena la doctrina de que Adán perdió para sí sólo, y no también para nosotros, la justicia y santidad que había recibido de Dios. Positivamente enseña que el pecado, que es muerte del alma, se propaga de Adán a todos sus descendientes por generación no por imitación, y que es inherente a cada individuo. “Tal pecado se borra por los méritos de la Redención de Cristo, los cuales se aplican ordinariamente tanto a los adultos como a los niños por medio del sacramento del bautismo. Por eso, aún los niños recién nacidos reciben el bautismo para remisión de los pecados.” Dz. 791.


Sagrada Escritura:

“He aquí que nací en culpa y en pecado me concibió mi madre.” Ps. 50,7.

“Así pues, por un hombre entró el pecado en el mundo… así la muerte pasó a todos los hombres… por la obediencia de uno muchos serán hechos justos.” Rom. 5, 12-21.


El efecto del bautismo, según la doctrina del Concilio de Trento, es borrar realmente el pecado en nosotros y no lograr tan solo que no se nos impute una culpa extraña. Dz. 792.


Dogmas sobre Jesucristo


1.- Jesucristo es verdadero Dios e hijo de Dios por esencia. Símbolo “Quicumque” del I Concilio de Toledo año 397-400. “Es necesario para la eterna salvación creer también fielmente en la encarnación de nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, es Dios y hombre. Es Dios engendrado de la sustancia del Padre antes de los siglos… Dz. 40. El dogma dice que Jesucristo posee la infinita naturaleza Divina con todas sus infinitas perfecciones por haber sido engendrado eternamente por Dios.


Sagradas Escrituras:

Títulos que aluden a la dignidad Divina del Mesías: Emmanuel. Dios con nosotros Is. 7, 14; 8,8. Admirable consejero. Varón fuerte. Padre del siglo futuro. Príncipe de la Paz. Is.9, 6.

“Tú eres mi Hijo amado, en Ti tengo puestas mis complacencias.” Bautismo, Jordán. Mt. 23, 17.

“Este es mi Hijo amado, escuchadle”. Tabor. Mt. 17,5.

“…No sabías que yo debo emplearme en las cosas que miran al servicio de mi Padre.” Luc. 2, 49.

“Todas las cosas las ha puesto el Padre en mis manos y nadie conoce al Hijo sino el Padre; ni conoce ninguno al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo quisiere revelarlo.” Mt. 11, 27.


Jesús equipara su conocimiento al conocimiento divino del Padre, porque posee en común con el Padre la sustancia Divina. Los milagros son otra prueba de la divinidad de Cristo. “Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí.” Jo. 10, 25.


2.-Las dos naturalezas de Cristo, después de su misión poseyendo integro su modo propio de ser sin transformarse o mezclarse. San León I el Magno 440-461. Epístola dogmática, del 13 de Junio de 449. Quedando pues, a salvo la propiedad de una y otra naturaleza… naturaleza íntegra y perfecta de verdadero hombre, nació Dios verdadero, entero en lo suyo, entero en lo nuestro. Dz. 143 ss. Concilio de Calcedonia 451 IV ecuménico. “… Nuestro Señor Jesucristo el mismo perfecto en la divinidad y el mismo perfecto en la humanidad… que se ha de reconocer en dos naturalezas: sin confusión, sin cambio, sin división sin separación, en modo alguno borrada la diferencia de naturaleza por causa de la unión, conservando cada naturaleza su propiedad y concurriendo en una sola persona.” Dz. 148. Todo esto indica que Cristo es poseedor de una íntegra naturaleza divina y de una íntegra naturaleza humana: la prueba está en los milagros y en el padecimiento.


Sagradas Escrituras:

“Y la Palabra se hizo carne.” Jn. 1, 14

“El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre.” Fil. 2, 6-7.

3.-Cada una de las dos naturalezas en Cristo posee una propia voluntad física y una propia operación física. III Concilio de Constantinopla 680-681. San Agatón 678-681. “Proclamamos igualmente, conforme a la enseñanza de los Santos Padres, que en Él hay también dos voluntades físicas, y dos operaciones físicas indivisamente, incorventiblemente, inseparablemente, inconfusamente. Y estas dos voluntades físicas no se oponen a la otra como afirman los impíos herejes.” Dz. 291. ef. Dz. 263-288.


Sagradas Escrituras:

“No como Yo quiero, sino como Tú quieres.” Mt. 26,39. “No se haga mi voluntad sino la tuya.” Lc. 22, 42.

“He descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.” Jn. 6, 38.

“Nadie me la quita: yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder recobrarla de nuevo.” Jn 10,18.


A pesar de la dualidad física de las dos voluntades, existió y existe unidad moral, porque la voluntad humana de Cristo se conforma con libre subordinación, de manera perfectísima, a la voluntad Divina.


4.- Jesucristo aun como hombre, es hijo natural de Dios. Concilio de Trento 1.545-1.563, Sesión IV 13 de Enero 1.547. Paulo III 1.534-1.549. “…El Padre celestial… cuando llegó la plenitud envió a los hombres a su Hijo Cristo Jesús… ” Dz.794, 299, 309.


Sagradas Escrituras:

“Tanto amó Dios al mundo que le dio a Su Hijo unigénito.”

“Y una voz que salía de los cielos decía: “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.” Mt. 3, 17.

“Y la palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y verdad.” Jn. I, 14.


Los Santos Padres siempre rechazaron la doctrina de la doble filiación en Cristo. El sentido del dogma es: La persona que subsiste en la naturaleza humana, (de Cristo) es el Hijo natural de Dios. La filiación es propiedad de la persona, no de la naturaleza. En Cristo no hay más que una persona que procede del Padre por generación eterna, por lo mismo en Cristo no puede haber más que una filiación de Dios: la natural.


5.- El hombre caído no podía redimirse a sí mismo. Concilio de Trento 1.545-1.563. Paulo III 1.534-1.549. El concilio enseña que los hombres caídos “eran de tal forma esclavos del pecado y se hallaban bajo la servidumbre del demonio y de la muerte, que ni los gentiles podían librarse ni levantarse con la fuerza de la naturaleza, ni los judíos podían hacerlo tampoco con la letra de la ley mosaica.” Dz. 793. Concilio Vaticano II decreto “Ad gentes” n. 8. Solamente un acto libre por parte del amor divino podía restaurar el orden sobrenatural, destruido por el pecado. Se opone a la doctrina católica el pelagianismo, según el cual el hombre tiene en su libre voluntad el poder de redimirse a sí mismo, y es contrario también al dogma católico el moderno racionalismo, con sus diversas teorías de “autorredención”.


Sagradas Escrituras:

“Pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios (gracia de justificación); y ahora son justificados gratuitamente por su gracia, por la redención de Cristo Jesús. El pecado en cuanto a la acción de la creatura es finito, en cuanto a la ofensa a Dios infinito, por tanto exige una satisfacción de valor infinito.”


6.- Cristo se inmola a si mismo en la cruz como verdadero y propio sacrificio. Concilio de Trento 1.545-1.563. Pío IV 1.559-1.565. 17 Sep. 1.562. El sacrosanto concilio… enseña, declara, manda, que en la Misa se contiene e incruentamente se inmola aquel mismo Cristo que una sola vez se ofreció Él mismo cruentamente en el altar de la cruz”. Dz. 940-122-951.


Sagradas Escrituras:

“Cristo nos amó y se entregó por nosotros en oblación y sacrificio a Dios.” Ef. 5, 2.

“Porque nuestro Cordero Pascual Cristo ya ha sido inmolado.” Rom. 3, 25.

“Cristo se ofreció una vez como sacrificio para quitar los pecados del mundo.” Heb. 9, 28.

El adversario de este dogma es el “racionalismo”. Dz. 2038.

Cristo cuando instituyó la Sagrada Eucaristía recordó el sacrificio de su muerte. “Este es mi cuerpo que será entregado por vosotros.” Lc. 22, 19.


Cristo, en cuanto a su naturaleza humana, era al mismo tiempo sacerdote y ofrenda. En cuanto a su naturaleza Divina, juntamente con el Padre y el Espíritu Santo, era el que recibía el sacrificio.


7.- Cristo nos rescató y reconcilió con Dios por medio del sacrificio de su muerte en la cruz. Concilio de Trento 1.545-1.563. Pío IV 1.559-1.565. “El concilio… por ilustración del Espíritu Santo, enseña, declara y manda… Este Dios y Señor Nuestro Jesucristo quiso ofrecerse a sí mismo a Dios Padre como sacrificio presentado sobre el ara de la cruz en su muerte, para conseguir para ellos el eterno rescate.” Dz. 938. “…que nos reconcilió con Dios por medio de su sangre haciéndose por nosotros justicia, santidad y redención.” Dz. 790.

Sagradas Escrituras:

“Precio del rescate por muchos” Mt. 20,28

“El cual se dio a sí mismo en precio del rescate” 1 Tim.2,6

“Son justificados por su gracia” Rom. 3,24.

“Él se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad.” 1 Tim. 2,14.

“Esta es mi sangre del Testamento que se derrama por muchos para remisión de los pecados.” Mt. 26, 28.

San Pablo atribuye a la muerte de Cristo la reconciliación de los pecadores con Dios, es decir, la restauración de la antigua relación de hijos y amigos con Dios. Rom. 5, 10.


8.- Al tercer día después de su muerte, Cristo resucita glorioso de entre los muertos. XI Concilio de Toledo 675. Adeodato II 672-676. “…al tercer día, resucitado por su propia virtud, se levantó del sepulcro.” Dz. 286. La razón de ello fue la unión hipostática. La causa principal de la resurrección fue el logos en común con el Padre y el Espíritu Santo; fueron causa instrumental las partes de la humanidad de Cristo unidas hipostáticamente con la Divinidad, es decir: el alma y el cuerpo. Es negada la resurrección de Cristo por todas las formas de racionalismo, antiguo y moderno. Condenó Pío X. Dz. 2.036.


Sagradas Escrituras:

No dejarás tu mi alma en el infierno, no dejarás que tu justo experimente la corrupción.” Dz. 1510.

Cristo lo predijo: “Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches.” Mt. 12, 40.

“Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús.” Hech. 4, 33.

Desde el punto de vista apologético: la Resurrección es el argumento más decisivo sobre la verdad de las enseñanzas de Nuestro Señor: “Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe.” 1 Cor. 15, 14.


9.- Cristo subió en cuerpo y alma a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre. Inocencio III 1.198-1.216. IV Concilio de Letrán 1.215. “Fielmente creemos y simplemente confesamos resucitó de entre los muertos y subió al cielo en cuerpo y alma.” Dz.429. Todos los símbolos de la fe confiesan, de acuerdo con el símbolo apostólico: “subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre”. Cristo subió a los cielos por su propia virtud. Es contrario a este dogma el racionalismo. El testimonio claro de esta verdad en la época apostólica no deja espacio de tiempo suficiente para la formación de leyendas.


Sagradas Escrituras:

Cristo la había predicho: “El espíritu es el que da vida: la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida.” Jn. 6,63; 14,2, 16,28.

La realizó delante de testigos: “Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios.” Mc. 16,19; Lc. 24,51.


Importancia: En el aspecto cristológico es la elevación definitiva de la naturaleza de Cristo. En el aspecto sotereológico, es la coronación final de toda la obra redentora.


Dogmas sobre el Espíritu Santo


1. El Espíritu Santo es Dios. Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, nos ha revelado la verdad acerca de Dios y la verdad acerca del hombre. El Dios revelado por Cristo es uno y Trino; uno en naturaleza (un solo Dios) y trino en personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Si bien el misterio de Dios uno y trino está en el centro de la fe cristiana, la doctrina sobre la Santísima Trinidad no fue desarrollada sistemáticamente en el Nuevo Testamento. La Iglesia, con el auxilio del Espíritu Santo, desarrolló a lo largo de los siglos la doctrina trinitaria por medio de una reflexión teológica que explicita los contenidos de la Divina Revelación transmitida en la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición. Con mucha frecuencia el desarrollo dogmático se generó como una respuesta eclesial al peligro mortal representado por las herejías. Hacia el año 260 el Papa Dionisio condenó las dos herejías trinitarias básicas (cf. Carta de Dionisio Romano a Dionisio Alejandrino, FIC 436/DS 112):

• El triteísmo, que separa al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo considerándolos como tres dioses.

• El sabelianismo, que confunde al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, considerándolos como tres modalidades de la única persona divina.


Las herejías trinitarias del siglo IV fueron subordinacionistas. No negaban la unidad de Dios ni la distinción de las tres personas divinas, sino la divinidad del Hijo o del Espíritu Santo, considerándolos como criaturas. La Iglesia condenó estas herejías en los dos primeros Concilios ecuménicos. El Concilio de Nicea (del año 325) definió dogmáticamente la divinidad del Hijo, contra el arrianismo. El Concilio de Constantinopla I (del año 381) definió dogmáticamente la divinidad del Espíritu Santo, contra los macedonianos. Este Concilio completó el Símbolo del Concilio de Nicea, principalmente mediante el agregado de un párrafo referido al Espíritu Santo: “Creemos… en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre; que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, que habló por los profetas.” (Concilio de Constantinopla I, FIC 1382/DS 150). Así se formó el Credo llamado niceno-constantinopolitano. En el siglo V el Símbolo Quicumque expresó la fe católica en la Santísima Trinidad de un modo espléndido. Citaré sólo un párrafo de ese símbolo de la fe: “Y la fe católica es ésta: que veneremos a un solo Dios en trinidad y a la trinidad en unidad, no confundiendo las personas ni separando las sustancias. Porque una es la persona del Padre, otra la del Hijo, otra la del Espíritu Santo; pero la divinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo es una sola, la gloria igual, la majestad coeterna.” (Símbolo Quicumque , FIC 1383/DS 75).


2. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. El Credo de Nicea y Constantinopla decía que el Espíritu Santo procede del Padre. A partir del siglo V se produjo un nuevo desarrollo del dogma trinitario, puesto que en los credos de la Iglesia de Occidente se comenzó a afirmar que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo (cf. Símbolo Quicumque , FIC 1386/DS 75; Concilio de Toledo I, FIC 454/DS 188; Carta de San León Magno a Toribio, FIC 458/DS 284). Poco a poco en Occidente se fue agregando al Credo niceno-constantinopolitano la expresión latina Filioque , que significa “y del Hijo” . Recién en el siglo IX, en el contexto del primer cisma de Oriente, el Patriarca bizantino Focio rechazó esa “innovación” de los latinos. Así el Filioque pasó a ser el principal tema de controversia teológica entre católicos y ortodoxos.


El Concilio de Lyon II (del año 1274) que procuró restablecer la unión con los griegos, abordó la cuestión y estableció que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo como de un solo principio, por una única espiración (cf. Concilio de Lyon II, FIC 502/DS 850). El Concilio de Florencia (de los años 1438-1445) volvió a intentar la unión con las Iglesias orientales. Aprobó un decreto de unión con los griegos (la bulaLaetentur coeli del Papa Eugenio IV) que reiteró la doctrina del Concilio de Lyon II sobre el Filioque y la explicó de este modo: “Y puesto que todo cuanto es el Padre, lo ha dado el mismo Padre a su Hijo unigénito (a excepción del ser Padre), este mismo proceder el Espíritu Santo del Hijo, lo recibe el mismo Hijo eternamente del Padre, del cual es también eternamente engendrado.” (Eugenio IV, Bula Laetentur coeli, FIC 503/DS 1300). En el acto de clausura del “año de la fe” (30 de junio de 1968), el Papa Pablo VI pronunció una solemne profesión de fe en nombre de todo el Pueblo de Dios, en la cual explicitó una vez más la doctrina católica sobre la procesión del Espíritu Santo: “Creemos en el Espíritu Santo, persona increada, que procede del Padre y del Hijo como Amor sempiterno de ellos.” (Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, n. 10; FIC 1403).


3. El Espíritu Santo y la analogía del ser. Dios, el misterio absoluto, permanece en último término incomprensible para la razón humana. Sin embargo el hombre puede conocer verdaderamente a Dios por su analogía con los seres creados. La analogía supone a la vez una semejanza y una desemejanza. Pero siempre debe recordarse que “entre el Creador y la creatura no puede señalarse una semejanza, sin ver que la desemejanza es aún mayor.” (Concilio de Letrán IV, FIC 500/DS 806).Podemos comprender algo más acerca de la persona del Espíritu Santo valiéndonos de sus semejanzas con algunas realidades creadas, pero purificándolas mediante la superación de toda limitación. Por eso la Sagrada Escritura emplea varios símbolos que pueden ayudarnos a conocer al Espíritu Santo: el agua, la unción, el sello, el fuego, la nube, la luz, la mano, el dedo y la paloma.


4. El Espíritu Santo y la analogía de la fe. Según la doctrina cristiana, Dios no es un ser solitario, sino una comunión de tres personas divinas tan íntimamente unidas entre sí que son un solo Ser divino. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo viven eternamente un dinamismo de amor infinito en sus relaciones mutuas (que la teología llama “perijóresis”). El Padre engendra eternamente al Hijo de su misma substancia divina; el Espíritu Santo procede eternamente del Padre por el Hijo. Teniendo esto presente podemos emplear diversas analogías para aproximarnos al misterio trinitario. Quizás el esfuerzo más audaz en este sentido fue el realizado por San Agustín en su obra De Trinitate, en la cual el gran teólogo analizó numerosas analogías de la Trinidad. De entre ellas se destacan dos que suelen ser denominadas la analogía intrasubjetiva y la analogía intersubjetiva. La analogía intrasubjetiva compara la Trinidad con la persona humana, en la cual se pueden distinguir tres realidades (mente, inteligencia y voluntad) unidas en la única persona. Aquí la mente representa al Padre, la inteligencia al Hijo y la voluntad al Espíritu Santo. La analogía intersubjetiva compara la Trinidad con la comunidad humana fundada en el amor. En este caso pueden distinguirse tres realidades (el amante, el amado y el amor) unidas en la misma relación. Aquí el amante representa al Padre, el amado al Hijo y el amor al Espíritu Santo.


Estas dos analogías presentan una importante coincidencia en la representación del Espíritu Santo como voluntad y como amor. El Concilio de Toledo XI, desarrollando esa noción, afirmó que el Espíritu Santo, Espíritu del Padre y del Hijo, es la caridad o santidad de ambos (cf. Concilio de Toledo XI, FIC 469-471/DS 527).


Dogmas sobre la Santísima Virgen


1.- La Inmaculada Concepción: El Papa Pío IX , en la Bula Ineffabilis Deus , del 8 de Diciembre de l.854 definió solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción de María. “Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del género humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles”.- (Dz.1.641)


a) María desde el primer instante que es constituida como persona en el seno de su madre, lo es sin mancha alguna de pecado, (pecado original).

b) Cómo fue concebida sin pecado:

1. Ausencia de toda mancha de pecado.

2. Llena de la gracia santificante.

3. Ausencia de la inclinación al mal.

c) Este privilegio y don gratuito le fue concedido sólo a la Virgen y a nadie más, en atención a que había sido predestinada para ser la Madre de Dios.

d) En previsión de los méritos de Cristo porque a María la Redención se le aplicó antes de la muerte del Señor. Génesis 3, 15 “Establezco enemistad…” Lucas 1, 28 “Dios te salve, llena de gracia.” Lucas 1, 42 “Bendita tú entre las mujeres…”


2.- María Madre de Dios: El Concilio de Efeso , del año 431, siendo Papa Celestino I (422-432) definió solemnemente que: “Si alguno no confesare que el Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y que por tanto, la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque parió según la carne al Verbo de Dios hecho carne, sea anatema.” Dz. 113. Muchos Concilios repitieron y confirmaron esta doctrina:

Concilio de Calcedonia Dz. 148

Concilio II de Constantinopla Dz. 218, 256.

Concilio III de Constantinopla Dz. 290.


Última modificación: November 02, 1998.

María genera a Cristo según la naturaleza humana, pero quien de Ella nace, es decir, el sujeto nacido, no es una naturaleza humana, sino el supuesto divino que la sustenta, o sea, el Verbo. De ahí que el Hijo de María es propiamente el Verbo que subsiste en la naturaleza humana, María es verdadera Madre de Dios, puesto que el Verbo es Dios.


Cristo: VERDADERO DIOS, VERDADERO HOMBRE

“He aquí que una Virgen concebirá…” (Isaías 7, 14)

“He aquí que concebirás…” (Luc. 1, 31). “Lo que nacerá de Ti será…” (Luc. 1, 35). “Envió Dios a su Hijo nacido…” (Gal. 4, 4). “Cristo, que es Dios…” (Rom. 9, 5).


3.- La Asunción de María El Papa Pío XII, en la Bula Munificenlissimus Deus , del 1 de Noviembre de 1.950, proclamó solemnemente el dogma de la Asunción de María al cielo: “Pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumpliendo el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste”. Dz. 2.333.

La Virgen María fue asunta al cielo inmediatamente que acabó su vida terrena, su cuerpo no sufre ninguna corrupción; como sucederá con todos los hombres que resucitarán hasta el final de los tiempos, pasando por la descomposición. Lo esencial del dogma es: que la Virgen fue llevada al cielo en cuerpo y alma, con todas las cualidades y dotes propias del alma de los bienaventurados e igualmente con todas las cualidades propias de los cuerpos gloriosos. Se entiende bien todo al recordar:

1) María fue exenta de pecado original y actual.

2) Tuvo la plenitud de la gracia.


Fundamentos de este dogma: Desde los primeros siglos fue un sentir unánime de la fe del pueblo de Dios, de los cristianos. Los santos Padres y Doctores manifestaron su fe en esta verdad: San Juan Damasceno s. VII: “Convenía que aquella que en el parto había conservado íntegra su virginidad, conservara sin ninguna corrupción su cuerpo, después de la muerte.” San Germán de Constantinopla s. VII: “Así como un hijo busca estar con la propia madre, y la madre ansia vivir con el hijo, así fue justo también que Tú, que amabas con un corazón materno a tu Hijo, Dios, volvieses a Él. El fundamento de este dogma se desprende y es consecuencia de los anteriores.


4. LA VIRGINIDAD PERPETUA DE LA MADRE DE DIOS. En el Concilio de Letrán celebrado en el año 649 se efectuó la solemne definición dogmática de la VIRGINIDAD PERPETUA DE LA MADRE DE DIOS. Los Padres del Concilio inspirados por el Espíritu Santo compusieron el canon tercero que declaraba este dogma: “Si alguno, de acuerdo con los Santos Padres, no confiesa que María Inmaculada es real y verdaderamente Madre de Dios y siempre Virgen, en cuanto concibió al que es Dios único y verdadero -el Verbo engendrado por Dios Padre desde toda la eternidad- en estos últimos tiempos, sin semilla humana y nacido sin corrupción de su virginidad, que permaneció intacta después de su nacimiento, sea anatema”. Hay un personaje que resaltar y hacer justicia respecto a esta definición. Se trata de Máximo de Turín, obispo de Turín ya en el año 398, (se cree que murió entre el 408 y el 423). Fue uno de los que prácticamente se anticipó a la definición del dogma de la Perpetua Virginidad. En uno de sus sermones (5: PL 57, 235) se expresó en estos términos: “La Virgen concibe sin la intervención de varón; el vientre se llena sin el contacto de ningún abrazo; y el casto seno se acogió al Espíritu Santo, que los miembros puros custodiaron y el cuerpo inocente albergó. Contemplad el milagro de la Madre del Señor: es virgen cuando concibe, virgen cuando da a luz, virgen después del parto. ¡Gloriosa virginidad y preclara fecundidad!


Dogmas sobre la Iglesia


1.- La Iglesia fue fundada por el Dios-Hombre, Jesucristo. Pío IX 1.846-1.878. Concilio Vaticano, 1.869-1.870. 24 abril 1870 18 julio 1870 Constitución dogmática sobre la Iglesia. “Hemos determinado proclamar y declarar desde esta cátedra de Pedro… El Pastor eterno y guardián de nuestras almas para convertir en perenne la obra saludable de la redención, decretó edificar la Santa Iglesia en la que, como en casa del Dios vivo, todos los fieles estuvieran unidos por el vínculo de la fe y caridad.” Pío X contra los errores modernistas declaró: “La Iglesia fue fundada de manera inmediata y personal por el Cristo verdadero e histórico durante el tiempo de su vida sobre la tierra.” Dz. 2145. ¿Qué quiere decir que Cristo fundó la Iglesia?, que Él puso los fundamentos substanciales de la misma en cuanto a doctrina, culto y constitución. Los reformadores enseñaron que Cristo había fundado una Iglesia invisible. La organización jurídica era pura institución humana. Sagradas Escrituras: Mt. 4,18. Escoge a doce para “que le acompañaran y enviarlos a predicar”, “con poder de expulsar a los demonios.” Lc. 16,13. Les llamó apóstoles: enviados, legados. Les enseñó a predicar Mc. 4,34; Mt. 13,52. Si Les dio poder de atar y desatar. Mt. 18,17. De celebrar la Eucaristía Lc. 22,19. De bautizar Mt. 28,19.


2.- Cristo constituyó al apóstol San Pedro como primero entre los apóstoles y como cabeza visible de toda la Iglesia, confiriéndole inmediata y personalmente el primado de jurisdicción. Concilio de Florencia 1.438-1.445. Eugenio IV 1.431-1.447 De la Bula Laetentur coeli, 6 Julio 1.439. “…definimos que por todos los cristianos sea creída y recibida esta verdad de fe… que la Sede Apostólica y el Romano Pontífice tiene el primado sobre todo el orbe y que el mismo Romano Pontífice es el sucesor del bienaventurado Pedro,…” Dz. 694.

El Concilio Vaticano 1.869-1.870. Constitución dogmática sobre la Iglesia de Cristo: “Si alguno dijere que el bienaventurado Pedro Apóstol no fue constituido por Cristo Señor, príncipe de todos los apóstoles y cabeza visible de toda la Iglesia…sea anatema.” Dz. 1823.


Sagradas Escrituras:

Mt. 16, 17-19 “bienaventurado, tú Simón… y yo te digo a ti, que tú eres Pedro = Cefas, y sobre esta roca edificaré yo mi Iglesia y las, puertas del infierno no prevalecerán contra ella, yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares en la tierra…”

Jn. 21, 15-17 “Apacienta mis corderos…”


Después de la Ascensión, Pedro ejerció su primado: Dispone la elección de Matías, Hechos 1, 15: “Uno de aquellos días Pedro se puso en pie en medio de los hermanos…” Primado significa preeminencia y primado de jurisdicción consiste en la posesión de la plena y suprema autoridad legislativa, judicial y punitiva. La cabeza invisible de la Iglesia es Cristo, pero el sucesor de Pedro hace las veces de Cristo en el gobierno exterior de la Iglesia militante y es por tanto, vicario de Cristo en la tierra.


3.- El Papa posee la plena y suprema potestad de jurisdicción sobre toda la Iglesia no solamente en cosas de fe y costumbres, sino también en la disciplina y gobierno de la Iglesia. Concilio Vaticano 1.869-1.870 Pío IX 1.846-1.878. “…si alguno dijere que el Romano Pontífice tiene solo deber de inspección y dirección, pero no plena y suprema potestad de jurisdicción sobre la Iglesia universal, no solo en las materias que pertenecen a la fe y a las costumbres, sino también en las de régimen y disciplina de la Iglesia…sea anatema.” Dz. 1831.cf. Dz. 1827


Conforme a esta declaración la potestad del Papa es:

1) De JURISDICCION: verdadero poder de gobierno que es potestad: legislativa jurídica (litigiosa) coercitiva.

2) UNIVERSAL: se extiende a todos los pastores y fieles de la Iglesia. En materia de enseñanza y gobierno.

3) SUPREMA: ningún otro sujeto pose el poder en igual o mayor grado. Por esto la colectividad de todos los obispos no está encima del Papa.

4) PLENA: el Papa puede resolver por SI MISMO cualquier asunto que caiga dentro de la jurisdicción eclesiástica sin requerir de los obispos ni de toda la Iglesia.

5) ORDINARIA: va ligada con su oficio en virtud de una ordenación divina y no ha sido delegada por nadie superior en jurisdicción.

6) EPISCOPAL: el Papa es al mismo tiempo OBISPO UNIVERSAL de toda la Iglesia y de la diócesis de Roma.

7) INMEDIATA: puede ejercer sin instancia previa sobre los obispos y los fieles. Por este poder del Papa de tratar libremente con todos los obispos y fieles de la

Iglesia, se condena toda ordenación del poder civil que subordinan la comunicación oficial con la Santa Sede a un control civil y hacen depender la obligatoriedad de las disposiciones pontificias a un visto bueno de las autoridades civiles. Dz. 1829.


4.- El Papa es infalible siempre que habla ex cátedra. Concilio Vaticano 1.869-1.870. Pío IX 1.846-1.878. Sesión IV 18 Julio 1.870. “…enseñamos y definimos ser dogma divinamente revelado. Que el Romano Pontífice, cuando habla ex cátedra esto es, cuando cumpliendo su cargo de pastor y doctor de todos los cristianos, define por su suprema autoridad apostólica que una doctrina sobre la fe y costumbres debe ser sostenida por la Iglesia universal, por la asistencia divina que le fue prometida en la persona de Pedro, goza de aquella infalibilidad de que el Redentor divino quiso que estuviera provista su Iglesia en la definición sobre materia de fe y costumbres, y por tanto, las definiciones del Obispo de Roma son irreformables por sí mismas y no por razón del consentimiento de la Iglesia.” Dz. 1.839 Dz. 466-694. Para comprender este dogma conviene tener presente:

1) SUJETO de la infalibilidad es todo Papa legítimo, en su calidad de sucesor de Pedro, y no otras personas u organismos a quienes el Papa confiere parte de su autoridad magisterial. Ejemplo: congregaciones pontificias.

2) OBJETO de la infalibilidad son las verdades de fe y costumbres, reveladas o en íntima conexión con la revelación divina.

3) CONDICION de la infalibilidad es que el Papa hable EXCATEDRA:

a) que hable como pastor y maestro de todos los fieles haciendo uso de su suprema autoridad.

b) que tenga intención de definir alguna doctrina de fe o costumbres para que sea creída por todos los fieles. Las encíclicas pontificias no son definiciones ex cátedra.

4) RAZÓN de la infalibilidad es la asistencia sobrenatural del Espíritu Santo que preserva al supremo maestro de la Iglesia de TODO ERROR.

5) CONSECUENCIA de la infalibilidad es que la definición ex cátedra de los Papas sean por sí mismas irreformables, sin la intervención ulterior de ninguna autoridad.


Sagradas Escrituras:

Mt. 16-18 “a ti te daré las llaves del Reino de…”

Jn. 21, 15-17 “apacienta mis ovejas”.

Lc. 22, 31 “Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca… confirma a tus hermanos.”


Para poder cumplir con la función de mandar eficazmente, es necesario que los Papas gocen de infalibilidad en materia de fe y costumbres.


5.- La Iglesia es infalible cuando define en materia de fe y costumbres. Pío IX 1.846-1.878. Concilio Vaticano 1.869-1.870. “el Romano Pontífice cuando habla ex cátedra… posee aquella infalibilidad que el Divino Salvador quiso que estuviera dotada su Iglesia cuando definiera algo en materia de fe y costumbres”. Dz. 1.839. El concilio Vaticano, en la definición de la infalibilidad pontificia, presupone la infalibilidad de la Iglesia. Son contrarios a este dogma, los que al rechazar la jerarquía (Papa) rechazan también el Magisterio autoritativo de la Iglesia.


Sagradas Escrituras:

La razón intrínseca de la infalibilidad de la Iglesia radica en la asistencia del Espíritu Santo, que Cristo prometió a sus apóstoles para desempeño de su misión de enseñar: Jn. 14,16 “Yo rezaré al Padre, y os daré otro Abogado, que estará con vosotros para siempre, el Espíritu de Verdad.”

Cristo exige obediencia absoluta a la fe, y hace depender de esta la salvación eterna:

Mc. 16,16 “El que creyere se salvará…y el que no creyere se condenará.”

Lc. 10,16 “El que a nosotros oye a mi me oye; el que a vosotros desprecia a mí me desprecia.”

Los apóstoles y sus sucesores (la Iglesia) se hallan libre del peligro de errar al predicar la fe. Dz. 1.793-1.798.


Los sujetos de la infalibilidad:

1) El Papa cuando habla ex cátedra.

2) El episcopado en pleno, con el Papa cabeza del episcopado. Es infalible cuando, reunido en concilio universal, o disperso por el orbe de la tierra, enseña y propone una verdad de fe o costumbres para que todos los fieles la sostengan. (Cada obispo en particular no es infalible al anunciar la verdad revelada Ej. Nestorio cayó en error y herejía.) Pero cada obispo, en su diócesis por razón de su cargo, es maestro autorizado de la verdad revelada mientras esté en comunión con la Sede Apostólica y profese la doctrina universal de la Iglesia.


Cristo está presente en el sacramento del altar por transustanciarse toda la sustancia de pan en su cuerpo y toda la sustancia de vino en su sangre. Julio III 1.550-1.555. Concilio de Trento 1.545-1.563. “Si alguno dijere que en el sacrosanto sacramento de la Eucaristía permanece la sustancia de pan y de vino, juntamente con el cuerpo y la sangre de N.S.J.C., y negare, aquella maravillosa y singular conversión de toda la sustancia del pan en el cuerpo y de toda la sustancia del vino en la sangre, permaneciendo solo las especies de pan y vino; conversión que la Iglesia Católica aptísimamente llama transubstanciación, se anatema.” Dz. 884-877. Transubstanciación = es una conversión en sentido pasivo, es el tránsito de una cosa a otra. Cesan las sustancias del pan y el vino porque suceden en su lugar el cuerpo y la sangre de Cristo. La transubstanciación es una conversión milagrosa y singular, distinta de las conversiones naturales. Porque en ella tanto la materia como la forma del pan y del vino es la que se convierte, solo los accidentes permanecen sin cambiar: seguimos viendo el pan y el vino pero substancialmente ya no lo son, porque en ellos está realmente el cuerpo, sangre, alma y divinidad de Cristo.


Sagradas Escrituras:

Mc. 14,22 “tomad este es mi cuerpo…”

Lc. 22,19 “Tomó el pan, dando gracias lo tomó y lo dio a sus discípulos diciendo: Este es mi cuerpo…”


Dogmas sobre los sacramentos


1.- El bautismo es un verdadero sacramento instituido por Jesucristo. Paulo III 1.534-1.549. Concilio de Trento 1.545-1.563. “Si alguno dijere que los sacramentos de la Nueva Ley no fueron instituidos todos por Jesucristo a saber, bautismo, confirmación, etc. que alguno de estos no es verdadera y propiamente sacramento, sea anatema.


Sagradas Escrituras:

Cristo explica a Nicodemo la esencia y necesidad del bautismo. Jn. 3,5. “El que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.

Antes de subir a los cielos ordenó a sus apóstoles que bautizaran a todas las gentes. Mt. 28,19 “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra, id, pues, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.”


San Buenaventura: El bautismo fue instituido en cuanto a su materia, cuando Cristo se hizo bautizar; en cuanto a su forma, cuando el Señor resucitó y nos las dio (Mt. 28,19); en cuanto a su efecto, cuando Jesús padeció, por la pasión de Cristo el bautismo recibe toda su virtud; y a su fin, cuando predijo su necesidad y sus ventajas. “Respondió Jesús: “En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.” Jn. 3,5. El bautismo de agua se puede sustituir, en caso de necesidad, por el bautismo de deseo, el de sangre.


2.- La Confirmación es verdadero y propio sacramento. Paulo III 1.534-1.549. Concilio de Trento 1.545-1.563.

“Si alguno dijere que la Confirmación de los bautizados es ceremonia ociosa y no más bien verdadero y propio sacramento… sea anatema.” Dz. 871. Dice Sto. Tomás; “Este sacramento concede a los bautizados la fortaleza del Espíritu.” Para que se consoliden interiormente en su vida sobrenatural y confiesen exteriormente con valentía su fe en Jesucristo.


Sagradas Escrituras:

Jesús promete enviar al Espíritu y se cumple el día de Pentecostés. “Quedaron todos llenos del Espíritu Santo.” Hech. 2, 4.

“Pedro y Juan son enviados a Samaria para que recibieran al Espíritu Santo pues aún no había venido sobre ninguno de ellos.” Hech. 8, 14.

“E, imponiéndoles Pablo las manos, descendió sobre ellos el Espíritu Santo.”Hech. 19,6.


Los apóstoles eran conscientes de que efectuaban un rito sacramental, consistente en la imposición de las manos y la oración, que tenía como efecto la comunicación del Espíritu Santo.


3.- La Iglesia ha recibido de Cristo la potestad de perdonar los pecados cometidos después del Bautismo. Julio III 1.550-1.565. Concilio de Trento 1.545-63. “…fue comunicada a los apóstoles y a sus legítimos sucesores la potestad de perdonar y de retener los pecados para reconciliar a los fieles caídos después del Bautismo.” Con.3 Dz. 894.


Sagradas Escrituras:

Mt. 16, 19 “yo te daré las llaves del reino de los cielos.” El poseedor de las llaves del Reino de los cielos tiene la plena potestad para admitir o excluir a cualquiera de este Reino.

Jn. 20,21. “…a quien perdonareis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retuviereis, les serán retenidos.” Así como Jesús había perdonado los pecados durante su vida terrena, Mt. 9, 2; Mc. 2,5; Lc. 5,20; así también ahora hace partícipe a sus apóstoles de ese poder de perdonar.


Las palabras de Jesucristo se refieren al perdón real de los pecados por el sacramento de la penitencia. Dz. 913. El poder de perdonar no fue concedido a los apóstoles como carisma personal sino a la Iglesia como institución permanente, para pasarlo a los sucesores de los apóstoles.


4.- La confesión sacramental de los pecados esta prescrita por Derecho Divino y es necesaria para la salvación. Julio III 1.550-1.555. Concilio de Trento1.545-63. Si alguno difiere que la confesión sacramental o que no fue instituida o no es necesaria para la salvación por derecho Divino; o difiere que el modo de confesarse secretamente con solo el sacerdote, que la Iglesia Católica observó siempre desde el principio y sigue observando, es ajeno a la institución y mandato de Cristo, y una intervención humana, sea anatema.” Dz. 916.

Los reformadores, negaron que la confesión particular de los pecados fuera de institución Divina y necesaria para la salvación.


Sagradas Escrituras:

No se expresa directamente la institución Divina de la confesión particular pero sí se deduce: la potestad para retener o perdonar no se puede ejercer debidamente si el que posee tal poder no conoce la culpa y la disposición del penitente. Para ello es necesario que el penitente se acuse. El Papa León Magno contra los abusos de la confesión pública declaró: “basta indicar la culpa de la conciencia a solas los sacerdotes mediante una confesión secreta.” Dz. 145.


5.-La Eucaristía es verdadero sacramento instituido por Cristo. Paulo III 1.534-1.549. Concilio de Trento 1.545-1.563. “Si alguno dijere que los sacramentos de la nueva Ley no fueron instituidos todos por Jesucristo, que son siete: bautismo, Eucaristía… y que alguno de estos no es verdadero y propiamente sacramento, sea anatema.”


Sagradas Escrituras:

El hecho de que Cristo instituyó la Eucaristía se ve en sus palabras:

“Haced esto en memoria mía…” Luc. 22,19.

En ella se cumplen todas las notas esenciales de la definición de sacramento:

La forma ——- las palabras de la consagración.

La gracia interna —— indicada y producida por el signo es la unión con Cristo y la vida eterna:

1.- “Quien come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.” Jn. 6,56.

2.- “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna.” Jn. 6,54.

6.- La Unción de los enfermos es verdadero y propio sacramento instituido por Cristo. Julio III 1.550-1.555. Concilio de Trento 1.545-1.563. “Si alguno dijere que la extremaunción no es verdadera y propiamente sacramento instituído por Cristo nuestro Señor y promulgado por el bienaventurado Santiago Apóstol, sino sólo un rito aceptado por los Padres, o una invención humana, sea anatema. Dz. 926.

Pío X condenó la sentencia modernista que pretende que el apóstol Santiago pretendió en su carta recomendar una práctica piadosa. Dz. 2048.


Sagradas Escrituras.

Mc. 6,13 “expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.”

Santiago 5, 14 “¿Está alguno enfermo entre nosotros ungiéndole con óleo en nombre del Señor…”

Este pasaje expresa las notas esenciales del sacramento.

1) Signo exterior de la gracia: óleo (materia oración de los presbíteros (forma).

2) Efecto interior de la gracia expresado en el perdón de los pecados.

3) La institución por Cristo: “en el nombre del Señor” por encargo y autoridad del

Señor.” cf. 5.10.


7.- El Orden es un verdadero y propio sacramento instituido por Cristo. Pío IV 1.559-1.565. Concilio de Trento 1.545-1.563. “Si alguno dijere que en el Nuevo Testamento no existe un sacerdocio visibles y externo, o que no se da potestad alguna de consagrar y ofrecer el verdadero cuerpo y sangre del Señor y de perdonar los pecados, sino solo el deber y mero ministerio de predicar el Evangelio…sea anatema” Dz. 961.

Como se ve existe en la Iglesia un sacerdocio visible y externo. “Si alguno dijere que en la Iglesia católica no existe una jerarquía, instituida por ordenación Divina, que consta de obispos, presbíteros y ministros, sea anatema.” Dz. 966. Y una jerarquía instituida por ordenación Divina.


Sagradas Escrituras.

Hech. 6, 6 “Los cuales (7 varones) fueron presentados a los apóstoles, quienes orando les impusieron las manos.”

Institución de los diáconos. Hech. 14, 22 “Les constituyeron presbíteros en cada Iglesia por la imposición de las manos.”


8.- Sacramentalidad del matrimonio. “EL MATRIMONIO ES VERDADERO Y PROPIO SACRAMENTO INSTITUIDO POR CRISTO”. Concilio de Trento 1.545-1.563. Pío IV 1.559-1.565. “Si alguno dijere que el matrimonio no es verdadera y propiamente uno de los siete sacramentos de la Ley del Evangelio, e instituído por Cristo Señor, sino inventado por los hombres en la Iglesia, y que no confiere la gracia, sea anatema.” Dz. 971

Sagradas Escrituras:

Mt. 19,6. “así, pues, ya no son dos, sino una sola carne.”

Gen. 2, 23. “Por lo cual, abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se juntará a su mujer y serán dos en una sola carne.”

Mc. 10,9. “Lo que Dios unió el hombre no lo separe.”

Ef. 5,32. “Este sacramento grande es, pero en Cristo y en la Iglesia.”


El matrimonio, como institución natural es de origen divino. Dios creó a los hombres varón y hembra (Gen. 1,27) y depositó en la misma naturaleza humana el instinto de procreación. Dios bendijo a la primera pareja y les mandó que se multiplicaran “procread y multiplicaos y henchid la tierra. (Gen. 1,28). Cristo restauró el matrimonio instituido y bendecido por Dios haciendo que recobrase su primitivo ideal de unidad e indisolubilidad y elevándolo a la dignidad de sacramento.


La escatología del individuo


1.- La Muerte. Origen de la Muerte. La muerte, en el actual orden de salvación, es consecuencia primitiva del pecado. Paulo III 1.534-1.549. Concilio de Trento 1.545-1.563. “Si alguno no confiesa que el primer hombre Adán, al transgredir el mandamiento de Dios en el paraíso, perdió inmediatamente la santidad y justicia en que había sido constituido e incurrió por la ofensa…en la muerte con que Dios antes le había amenazado…que toda la persona de Adán fue mudada en peor; se anatema”. Aunque el hombre sea mortal por naturaleza, ya que su ser está compuesto de partes distintas, por revelación sabemos que Dios dotó al hombre, en el paraíso, del don preternatural de la inmortalidad corporal. Más por castigo, al quebrantar el mandato Divino es condenado a morir.


Sagradas Escrituras:

Gen. 2,17 Ya Adán había sido amenazado: “El día que de él comieres morirás…”

Rom. 5,12 “Por un hombre entró el pecado al mundo, y por el pecado la muerte…”


2.- El Cielo. Las almas de los justos que en el instante de la muerte se hallan libres de toda culpa y pena de pecado entran en el cielo. Benedicto XII 1.334-1.342 Constitución Benedictus Deus 29 Enero 1.336. “Por esta constitución que ha de valer para siempre y por autoridad apostólica definimos… que según la común ordenación de Dios, las almas completamente purificadas entran en el cielo y contemplan inmediatamente la esencia Divina, viéndola cara a cara, pues dicha Divina esencia se les manifiesta inmediata y abiertamente, de manera clara y sin velos; y las almas, en virtud de esa visión y ese gozo, son verdaderamente dichosas y tienen vida eterna y eterno descanso.” Dz. 530.

Símbolo apostólico del siglo V Dz. 6 y 9. “Creo en la vida eterna”.


Sagradas Escrituras:

Jesús representa la felicidad del cielo bajo la imagen de un banquete de bodas: “Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta.” Mt. 25,10.

La condición para alcanzar la vida eterna es conocer a Dios y a Cristo: “Esta es la vida eterna que te conozcan a Ti, único Dios verdadero, y a tu enviado Jesucristo.” Jn. 17,3.

“Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios.” Mt. 5, 8.

“Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre lo que Dios ha preparado para los que le aman.” 1 Cor. 2, 9.

La vida eterna consiste en la visión de Dios. “Seremos semejantes a El porque le veremos tal cual es.” 1Jn 5,13.

Los actos que integran la felicidad celestial son de entendimiento, (éste por un don sobrenatural “lumen gloriae” es capacitado para el acto de la visión de Dios. (Ps. 35, 10; Apoc.22, 5) de amor y de gozo.


3.- El Infierno. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal van al infierno. Benedicto XII 1.334-1.342. Bula Benedictus Deus 29-I-1.336. “Según la común ordenación de Dios, las almas de los que mueren en pecado mortal, inmediatamente después de la muerte, bajan al infierno, donde son atormentados con suplicios infernales.” Dz. 531.

El infierno es un lugar y estado de eterna desdicha en que se hallan las almas de los réprobos. Niegan la existencia del infierno los que no creen en la inmortalidad personal (materialismo).


Sagradas Escrituras:

Jesús amenaza con el castigo del infierno: “Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti, más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no todo tu cuerpo sea arrojado a la gehena.” Mt. 5, 29.

“Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehena.” Mt. 10,28.

“¡Hay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito y cuando llega a serlo, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros!” Mt. 23, 15.

Fuego eterno: “Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.” Mt. 25, 41.

Suplicio eterno: “E irán estos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.” Mt. 25,46.

San Pablo en 2 Tes.1, 9. “Serán castigados a eterna ruina, lejos de la faz del Señor y de la gloria de su poder.”

San Justino, funda el castigo del infierno en la idea de la JUSTICIA DIVINA la cual no puede dejar impune a los transgresores de la ley.


4.- El Purgatorio. Las almas de los justos que en el instante de la muerte están gravadas por pecados veniales o por penas temporales debidas por el pecado van al Purgatorio. Purgatorio = lugar de purificación.

Gregorio X 1.271-1.276. II Concilio de Lyon , 1.274. “Las almas que partieron de este mundo en caridad con Dios, con verdadero arrepentimiento de sus pecados, antes de haber satisfecho con verdaderos frutos de penitencia por sus pecados de obra y omisión, son purificados después de la muerte con las penas del purgatorio.” Dz. 464.


Sagradas Escrituras:

Enseñan indirectamente la existencia del purgatorio concediendo la posibilidad de la purificación en la vida futura. Los judíos oraron por los caídos a quienes se les habían encontrado objetos consagrados a los ídolos, a fin de que el Señor perdonara sus pecados.

“Por eso mandó hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado.” Mac. 12, 46.

“Quien hablare contra el Espíritu Santo no será perdonado ni en este siglo ni en el venidero.”


Para San Gregorio Magno esta frase indica que las culpas se pueden perdonar en este mundo y también en el futuro. La existencia del purgatorio se prueba especulativamente por la santidad y justicia de Dios. Esta exige que sólo las almas completamente purificadas sean exhibidas en el cielo; su justicia reclama que se paguen los erratos de pena todavía pendientes, y por otra parte, y por otra parte, prohíbe que las almas unidas en caridad con Dios sean arrojadas al infierno. Por eso se admite un estado intermedio que purifique y de duración limitada.


LA DOCTRINA DE LA IGLESIA SOBRE LOS ÁNGELES


El Mundo de los ángeles es esa realidad "invisible", ese mundo también creado por Dios, que rezamos en el Credo: "Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra, de todo lo visible e invisible."


¿Quiénes son los Ángeles? El nombre de "ángel" proviene del griego "mensajero". Así, los ángeles -los ángeles buenos, los que permanecieron fieles a su Creador- son, entre otras cosas, por cierto no la más importante: Mensajeros de Dios. Sin embargo, San Agustín, como lo cita el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, dice respecto a los ángeles: "El nombre de Ángel indica su oficio, no su naturaleza. Si preguntas por su naturaleza, te diré que es un espíritu; si preguntas por lo que hace, te diré qué es un ángel". (NC #329)

Pero antes que su misión de Mensajeros está la de ser "servidores" de Dios. Por eso, el Nuevo Catecismo, al definir a los ángeles acentúa la palabra "servidores": "Con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios... son agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra (cf. Sal 103, 20)." (NC #329)


La existencia de los ángeles es una verdad de fe.El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición de la Iglesia (NC #328). También es una verdad de fe establecida por la Escritura y por la Tradición y claramente expresada en la Doctrina Cristiana desde los comienzos, que el mundo espiritual, el mundo de los ángeles, comenzó con el tiempo y fue creado por Dios. "Dios... con Su infinito poder creó... al comienzo del tiempo ambas criaturas, las espirituales y las corporales; es decir, la angélica y la terrestre, y luego la humana, como criatura intermedia, compuesta de alma y de espíritu." (Concilio de Letrán 1215, ratificado posteriormente por varios Concilios de la Iglesia en el Siglo XIXI. De acuerdo con esta definición conciliar, sabemos que los Ángeles fueron creados cuando comenzó el tiempo y no desde la eternidad. Como criaturas que son de Dios, fueron producidas por Su poder infinito y de la nada.

1. Naturaleza de los ángeles. Son seres puramente espirituales, creados por Dios. Sin embargo, pueden tomar formas visibles, como sucedió al Arcángel San Rafael cuando acompañó a Tobías en su viaje (cf. Tb 5,12) o cuando después de la Resurrección y de la Ascensión de Nuestro Señor, aparecieron ángeles en formas humanas (cf. Mc 16, 5 y Hch 1, 10). Sin embargo, los cuerpos que asumen los ángeles no forman parte de su naturaleza; son meros instrumentos necesarios para comunicarse visiblemente con los hombres y cualquier acción humana que parezcan estar realizando, es sólo apariencia. "Ustedes me veían comer y hablar, pero sólo era apariencia"; dijo San Rafael Arcángel a Tobías al final de su jornada juntos cuando le descubrió su identidad (Tb 12, 19). Los ángeles tienen inteligencia y voluntad y son criaturas personales e inmortales (cf. Lc 20, 36). (NC #330) Por ser puramente espirituales e inmateriales, superan en perfección a todas las criaturas visibles (NC #330).


Así, ocupan el primero y más alto lugar en la escala del universo creado. El hombre es segundo en la escala de las criaturas: "Lo hiciste poco inferior a los ángeles"(Sal 8, 6). [Algunas traducciones dicen "poco inferior a un dios", pues hubo un tiempo en que se hablaba de los ángeles como "dioses".Los Santos Ángeles también poseen extraordinaria belleza y esplendor. En una de sus visiones del Apocalipsis, cuando San Juan vio un ángel en toda su gloria, creyó que era Dios mismo y se postró para adorarle, habiendo sido corregido en su equivocación por el propio ángel (cf. Ap 22, 8). Los ángeles suelen esconder su gloria cuando se manifiestan a los hombres. Entre todos los seres creados por Dios, los ángeles son los que mejor reflejan las cualidades divinas (cL Cathechism Explained, SpiragoClarke ©1899, 1921). A veces, los ángeles son representados como niños, para destacar su inmortalidad y su eterna juventud; también con alas, para expresar su rápida movilidad y su prontitud en llevar a cabo la voluntad de Dios; otras veces con arpas, para significar que constantemente alaban a Dios; en otras ocasiones, sin cuerpo y sólo con cabeza y alas para mostrar que son seres intelectuales. Es bueno hacer notar que los demonios o ángeles caídos, al igual que los ángeles buenos, son seres puramente espirituales que no han perdido ninguno de sus poderes angélicos. Perdieron, sí, la gracia sobrenatural al oponerse a Dios.


2. Número de los Ángeles. El número de ángeles -la cantidad de aquellos que permanecieron fieles, es decir los ángeles buenos que sirven a Dios- es inmensamente grande. Al describir el Trono de Dios rodeado de espíritus celestiales, él Profeta Daniel usa una cifra muy alta, más que eso, una expresión hiperbólica para sugerir que la multitud de ángeles está fuera de nuestra capacidad de medición: "Miles y miles lo servían; miríadas y miríadas estaban en pie delante de El" (Dn 7, 10). También en el Apocalipsis, San Juan describe una visión de cantidades incalculables de ángeles rodeando el Trono de Dios: "Se contaban por millones y millones"(Ap 5, 11). Sobre el número de ángeles caídos o demonios, algunos han encontrado lo que puede ser una proporción entre los ángeles y los demonios en esta cita del Apocalipsis: "Apareció también otra señal un enorme monstruo rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y con la cola barre un tercio de las estrellas del cielo, precipitándolas a tierra "(Ap 12, 3).En todo caso, exégetas y teólogos coinciden en que el número de ángeles que permanecieron fieles excede en mucho a los que se rebelaron a Dios.


3. Funciones de los ángeles. "¿Es que no son todos ellos espíritus [ángeles] servidores con la misión de asistir a los que Un de heredarla salvación?"(Hb 1,14). Los ángeles son encargados de las órdenes de Dios, atentos a la voz de Su palabra (cf. Sal 103, 20-21). Es decir: los ángeles sirven a Dios y -si Dios así lo dispone- pueden servir a los hombres en los designios salvíficos que Él tenga para nosotros (cf. NC #350). Este concepto, de que los ángeles están al servicio de Dios y -sólo si Dios lo desea- pueden estar al servicio de los hombres y para fines tendientes a nuestra salvación, es de suma importancia para entender mejor el análisis que presentaremos más adelante.


• Glorifican a Dios sin cesar. Los ángeles "ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos. " (Mt 18, 10)

• Ayudan a la Iglesia en su conjunto a lo largo de su peregrinar en la Tierra y protegen a cada ser humano en particular. (cf. NC #352)

• El nombre genérico de "ángel" no revela su verdadera naturaleza y funciones, si bien ocasionalmente -sólo a veces- pueden ser enviados como mensajeros de Dios a los hombres. El oficio de mensajeros no es el más importante, ni el más frecuente entre las funciones de estos espíritus de la Corte Celestial (cf. P. Pascal Parente en Beyond Spac).

• Pertenecen a la Corte de Dios, al Ejército de Dios, y asisten a Dios en el gobierno del mundo (cf. The Catholic Encyclopedia, Broderick, 1986).

• Según el Nuevo Catecismo, desde la creación (cf, Job 38, 7, donde los ángeles son llamados "hijos de Dios") y a lo largo de toda la historia de la salvación, los ángeles anuncian de lejos o de cerca esa salvación y sirven al designio divino de su realización.


Y continúa el Nuevo Catecismo con la mejor ilustración sobre la variedad de funciones que realizan los ángeles, extraídas de varios pasajes de la Sagrada Escritura, en donde aparece la acción de algún ángel (cl: #332 y #333):


• Cierran el Paraíso terrenal (cl: Gn 3, 24); protegen a Lot (cl Gn 19); salvan a Agar y a su hijo (cf. Gn 21, 17); detienen la mano de Abrahám (cf. Gn 22, 11); la ley es comunicada por su ministerio (cf. Hch 7, 53); conducen al pueblo de Dios (cl: Ex 23, 20-23); anuncian nacimientos (cf. Jc 13) y vocaciones (cl Jc 6, 11-24; Is 6,6); asisten a los profetas (cf. 1 R 19, 5). Finalmente, el Ángel Gabriel anuncia el nacimiento de San Juan Bautista, el Precursor, y el de Jesús mismo (cl: Lc 1, 11- 26). Desde la Encarnación hasta la Ascensión, la vida del Verbo Encarnado está rodeada de la adoración y el servicio de los ángeles: cuando Dios introduce a Su Primogénito en el mundo, dice"Adórenle todos los ángeles de Dios"(Hb 1, 6). Su cántico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de resonar en la celebración de la Iglesia: "Gloria a Dios en el cielo... "(Lc 2, 14). Protegen la infancia de Jesús (cf. Mt 1, 20; 2, 13-19); sirven a Jesús en el desierto (cf. Mc 1, 12; Mt 4, 11); Lo reconfortan en Su agonía (cl: Lc 22, 43). Son también ángeles quienes "evangelizan" anunciando la Buena Nueva de la Redención (cf. Lc 2, 814) y de la Resurrección de Cristo (cf. Mc 16, 5-7). "Con ocasión de la Segunda Venida de Cristo, anunciada por los ángeles (cf. Hch 1, 10-11), éstos estarán presentes al servicio del Juicio del Señor (cf. Mt 13, 41; 25, 31; Lc 12, 8-9)" (NC #333). Concluye el Nuevo Catecismo con varias citas de los Hechos de los Apóstoles, en las cuales aparece algún ángel actuando en favor de los discípulos (cf. Hch. 5, 18- 20; 8, 26-29; 12, 6-11; 27, 23-25), y cierra el recuento con la siguiente afirmación: "De aquí que toda la vida de la Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles" (#334).


4. Movilidad y Poderes de los Ángeles. Para entender el extraordinario poder de los ángeles es necesario conocer su peculiar relación con el espacio y cómo se mueven de un sitio a otro. Su presencia en un sitio se determina -y ocasionalmente se conoce por la actividad que ahí desarrollan. Un ejemplo gráfico de la presencia de un ángel conocida por el poder ejercido en un determinado lugar, es el recuento de las curaciones milagrosas que tenían lugar en la piscina de Betseda en Jerusalén. "El Ángel del Señor bajaba de vez en cuando y removía el agua y el primero que se metía cuando el agua se agitaba, quedaba sano de cualquier enfermedad" Un 5, 4). Los ángeles no son omnipresentes; no están en todas partes a la vez, como sucede con Dios. Sin embargo, los ángeles pueden trasladarse de un sitio a otro con la velocidad del pensamiento. Su movilidad no es por locomoción, sino simplemente por un cambio instantáneo de lugar, aunque la distancia real entre dos lugares sea considerable. El funcionamiento de nuestra mente es lo que más se acerca a la movilidad de los ángeles; es decir, lo que nosotros podemos hacer sólo mentalmente, los ángeles pueden realizarlo efectivamente.


En la Biblia aparece registrado además el hecho de que los ángeles son capaces de transportar con ellos a esa velocidad instantánea, objetos materiales e incluso a seres humanos. Un ejemplo excelente aparece en el Libro de Daniel (cf. 14, 32-38). El ángel trasladó al profeta Abacuc desde Judea hasta Babilonia, 'con la rapidez de un espíritu'; cargado con comida para Daniel quien se encontraba preso en el foso de los leones, y lo regresó de la misma manera. Los ángeles tienen un poder muy superior al humano. Un ángel destruyó a todos los primogénitos de Egipto. Un solo ángel causó la muerte de 185 soldados asirlos que blasfemaron contra Dios (cf. Is 37, 36). Un ángel protegió del fuego a los tres jóvenes que el rey de Babilonia había mandado quemar vivos en el horno (cf. Dn 3, 49).

5. Conocimiento y Lenguaje de los Ángeles. Los ángeles son inteligencias espirituales que tienen un conocimiento, no como el del hombre, adquirido a través de sus sentidos y mediante un proceso gradual y laborioso, sino que lo obtienen por intuición. De tal manera que no llegan a conclusiones por medio de razonamientos sino que en forma inmediata conocen la verdad. Si bien los ángeles no conocen todo, por ejemplo, en cuanto al día del juicio "ni los ángeles de Dios "lo conocen (cL Mt 4, 24-36), entienden y conocen mucho más que los hombres. Los ángeles se comunican entre ellos (cf. Zac 1, 11). Y así como por instrucciones del Señor los ángeles pueden asumir forma humana para presentarse a los hombres, igualmente emiten la voz humana y hablan el lenguaje humano cuando se dirigen a los hombres, como en el caso del Arcángel Rafael con Tobías. Sin embargo, Santo Tomás de Aquino sostiene que los ángeles se hablan entre sí por un mero acto de la voluntad, abriendo su mente y revelando cualquier idea que deseen transmitirse unos a otros. Este lenguaje angélico es llamado "iluminación".


6. Clasificación de los Ángeles. Teólogos y escritores sagrados de los comienzos de la Iglesia, basándose en la enumeración dada en la Sagrada Escritura por Isaías (cf. 6, 2), Ezequiel y San Pablo (cf. Col 1, 6; Ef 1, 21; Rom 8, 38), donde se mencionan nueve órdenes diferentes de ángeles, los han clasificado en tres jerarquías distintas, cada una incluyendo tres órdenes:


JERARQUÍA SUPERIOR

Serafines - Querubines – Tronos

JERARQUÍA INTERMEDIA

Dominaciones - Virtudes - Potestades

JERARQUÍA INFERIOR

Principados - Arcángeles – Ángeles


Estos nueve coros de ángeles se diferencian entre sí por el grado de perfección de su naturaleza y de su gracia, siendo éstas mayores mientras más elevado sea su rango. Hay que hacer notar que todos son llamados "ángeles", pero que este nombre se aplica también al coro inferior, al cual generalmente suelen pertenecer los Ángeles de la Guarda.


El demonio y los ángeles caídos “Si alguno dice que el diablo no fue primero un ángel bueno hecho por Dios, y que su naturaleza no fue obra de Dios, sino que dice que emergió de las tinieblas y que no tiene autor alguno de sí, sino que él miso es el principio y la sustancia del mal, como dijeron Maniqueo y Prisciliano, sea anatema. (Concilio de Braga, 561; Denzinger 237).

“Creemos que el diablo se hizo malo no por naturaleza, sino por albedrío.” (IV Concilio de Letrán, 1215, Denzinger 427).

“La muerte de Cristo y Su resurrección han encadenado al demonio. Todo aquél que es mordido por un perro encadenado, no puede culpar a nadie más sino a sí mismo por haberse acercado a él.” -San Agustín.

“Toda la vida humana, la individual y colectiva, se presenta como una lucha, y por cierto dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas”. (Concilio Vat II, Gaudium et Spes #13)

“A través de toda la Historia humana existe una dura batalla contra el poder de las tinieblas que, iniciada en los orígenes delmundo, dudará, como dice el Señor, hasta el día final”. (Ibid, #37)


¿Creó Dios a los demonios? Dios no creó demonios sino ángeles, espíritus puros, dotados con gracia santificante, muy hermosos y capaces de bondad. Dios dotó a todos los ángeles con libertad para escoger el bien y el mal. Lucifer y sus seguidores, por orgullo, pecaron, quisieron separarse de Dios y se llenaron de maldad. Es así que se les negó la visión beatífica. ¿De dónde vino esta maldad? La maldad es causada por una opción libre de separarse de Dios. Es una carencia, una ruina. Por ejemplo, cuando un automóvil choca se queda dañado. El daño no es una creación sino la ruina del carro. Los demonios fueron creados como los demás ángeles. Se transformaron en demonios por su pecado. Se pervirtieron sus poderes angelicales los cuales usan para el mal. Dios sabía que algunos ángeles se rebelarían pero los creó porque Dios toma la libertad en serio, hasta sus últimas consecuencias. Pero igualmente el bien tiene y tendrá consecuencias. Si solamente pudiésemos hacer el bien no seríamos libres y no tendría mérito.


El Catecismo de la Iglesia Católica sobre el demonio


2850 La última petición a nuestro Padre está también contenida en la oración de Jesús: “No te pido que los retiresdel mundo, sino que los guardes del Maligno” (Jn 17, 15). Esta petición concierne a cada uno individualmente, pero siempre quien ora es el “nosotros”, en comunión con toda la Iglesia y para la salvación de toda la familia humana. La Oración del Señor no cesa de abrirnos a las dimensiones de la Economía de la salvación. Nuestra interdependencia en el drama del pecado y de la muerte se vuelve solidaridad en el Cuerpo de Cristo, en “comunión con los santos”.

2851 En esta petición, el mal no es una abstracción, sino que designa una persona, Satanás, el Maligno, el ángel que se opone a Dios. El “diablo” ["dia-bolos"] es aquél que “se atraviesa” en el designio de Dios y su obra de salvación cumplida en Cristo.

2852 “Homicida desde el principio, mentiroso y padre de la mentira” (Jn 8, 44), “Satanás, el seductor del mundo entero” (Ap 12, 9), es aquél por medio del cual el pecado y la muerte entraron en el mundo y, por cuya definitiva derrota, toda la creación entera será “liberada del pecado y de la muerte”.[136] “Sabemos que todo el que ha nacido de Dios no peca, sino que el Engendrado de Dios le guarda y el Maligno no llega a tocarle. Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero yace en poder del Maligno” (1 Jn 5, 18-19): El Señor que ha borrado vuestro pecado y perdonado vuestras faltas también os protege y os guarda contra las astucias del diablo que os combate para que el enemigo, que tiene la costumbre de engendrar la falta, no os sorprenda. Quien confía en Dios, no tema al demonio. “Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Rm 8, 31).

2853 La victoria sobre el “príncipe de este mundo” (Jn 14, 30) se adquirió de una vez por todas en la Hora en que Jesús se entregó libremente a la muerte para darnos su Vida. Es el juicio de este mundo, y el príncipe de este mundo ha sido “echado abajo” (Jn 12, 31). [138] “El se lanza en persecución de la Mujer”, pero no consigue alcanzarla: la nueva Eva, “llena de gracia” del Espíritu Santo es librada del pecado y de la corrupción de la muerte (Concepción inmaculada y Asunción de la santísima Madre de Dios, María, siempre virgen). “Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos” (Ap 12, 17). Por eso, el Espíritu y la Iglesia oran: “Ven, Señor Jesús” (Ap 22, 17.20), ya que su Venida nos librará del Maligno.

2854 Al pedir ser liberados del Maligno, oramos igualmente para ser liberados de todos los males, presentes, pasados y futuros de los que él es autor o instigador. En esta última petición, la Iglesia presenta al Padre todas las desdichas del mundo. Con la liberación de todos los males que abruman a la humanidad, implora el don precioso de la paz y la gracia de la espera perseverante en el retorno de Cristo. Orando así, anticipa en la humildad de la fe la recapitulación de todos y de todo en Aquel que “tiene las llaves de la Muerte y del Hades” (Ap 1, 18), “el Dueño de todo, Aquel que es, que era y que ha de venir” (Ap 1, 8): Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.


El Diablo aparece en la Sagrada Escritura con las siguientes denominaciones además de las ya dichas antes:

el Acusador el Enemigo el Tentador el Maligno

el Asesino desde el principio el Padre de las mentiras

el Príncipe de este mundo

la Serpiente


Lucifer es una denominación que no se haya en la Biblia, y significa estrella de la mañana. La simbología sería que las estrellas representan a las naturalezas angélicas, la luna a la Virgen María, y el sol -el astro rey- representaría a Dios. El día primero de la creación, en que se separa la luz de las tinieblas, la luz representaría la creación de los ángeles bienaventurados, mientras que la noche la defección de los ángeles rebeldes, Satanás sería el lucifer, es decir la estrella primera que anuncia la noche, la primera defección que apareció en el cielo crepuscular. De ahí que el nombre de Lucifer le conviene por la belleza de la estrella que corresponde a su naturaleza angélica superior a las otras, y por ser la primera estrelladel crepúsculo. Algunos traducen erróneamente la palabra latina lucifer como el que lleva la luz, pero eso es un error ya que ese significado corresponde a la palabra luciferarius. Este nombre de Lucifer se le aplicó a Satanás cuando algunos Santos Padres se dieron cuenta de que las palabras del profeta Isaías sobre el gran príncipe babilónico convenían perfectamente al Diablo, la estrella de la mañana que cae desde los cielos por su orgullo.


¿Cómo has caído del cielo astro rutilante, hijo de la aurora, has sido arrojado a tierra, tú que vencías a las naciones? tú dijiste en tu corazón: el cielo escalaré, por encima de las estrellas de Dios elevaré mi trono. (…)Por el contrario, al seol has sido precipitado.


Is 14, 12-15 Aquí, en esta obra, hago uso de la palabra Lucifer como sinónimo del Diablo. Sin embargo algunos, entre ellos Don Gabriele Amorth, consideran que Lucifer es un demonio distinto de Satanás, Lucifer sería el segundo en dignidad dentro de los ángeles caídos. No obstante, la tradición no ha distinguido entre estos dos términos. Ya Orígenes en el siglo III los usa como sinónimos y, francamente, yo pienso que no hay sólidas razones para considerar que son dos espíritus y no uno. En el libro de Tobías aparece el nombre de un demonio: Asmodeo (del persa Aaesma daeva) que significaría “espíritu de cólera”. El nombre de Lilith (Is 34,14) es un hapax que siempre ha sido considerado como una figura demoníaca. En la mitología mesopotámica ese nombre corresponde a un genio con cabeza y cuerpo de mujer, pero con alas y extremidades inferiores de pájaro. Su nombre es muy probable que esté relacionado con “lylh” que significa “noche”. En Is 13, 21 y Bar 4, 35 aparecen los “seirim” que se podría traducir como los “peludos”, deriva del hebreo “sa ir” “peludo” o “macho cabrio”), San Jerónimo optó por traducir esa palabra como “sátiros”, traducción sumamente acertada pues esa palabra hebrea se consideraba que designaba a algo así como demonios en forma de machos cabríos. Esta palabra designaría antiguas entidades demoníacas a las que se tributaría culto, “no sacrificarán más sus sacrificios a los sátiros, tras los cuales se prostituían” (Lev 17,7). En Ap 9,11 se nos dice Ael ángel de abismo, cuyo nombre es en hebreo Abaddón y en griego tiene por nombre Apolyon. El nombre de Abaddón significa “perdición, destrucción”. Apollyón significa “destructor”. La palabra griega daimon significa genio (bueno o malo), si bien en el Nuevo Testamento se utiliza sólo para designar espíritus malignos. Con la excepción de He 17, 18, en que tiene el significado genérico de “divinidades”. En el ambiente pagano de la época clásica, los puntos de referencia al hablar del concepto demonio son muy diversos pues consideraban que existían fantasmas, eones, espíritus de la naturaleza, mediadores, almas de ciertos difuntos, genios buenos y genios malos, etc. La palabra espíritu inmundo y demonio se usan indistintamente, así la mujer sirofenicia dice que su hija está poseída del demonio en Mateo, y en Marcos dice que tenía un espíritu inmundo.


Los distintos nombres con que se designa a los demonios son:

-espíritu sordo; Mc 9,25

-espíritu mudo; Mc 9,17

-espíritu impuro; Mc 1,23

-espíritu maligno; Lc 7,21

-demonio impuro; Lc 4,33


En el Evangelio aparece una vez la palabra lunático (Mt 17,14). Esta palabra en la antigüedad podía referirse tanto a la epilepsia como a la posesión, y deriva de la creencia de la influencia de la luna sobre los estados de crisis de estas personas. Energúmeno es otra forma de designar a los poseídos, viene de la palabra energía, por la fuerza que desplegaban en los estados de crisis. Luzbel es otra forma extra bíblica de denominar al Diablo. Mefistófeles es el nombre del demonio que aparece en la obra Fausto de Goethe. En las antiguas leyendas germanas aparece este personaje infernal como compañero del doctor Fausto y con el nombre Mefostofies, cuya antigüedad data del año 1587. La forma actual y corriente de este nombre se ha generalizado por la influencia de Goethe. Su etimología más probable es la que se origina de Megistophiel, Ophiel (del griego Aophis@, serpiente) era un sobrenombre de Hermes Trismegisto que en la antigüedad era el patrono de los hechiceros, resucitado en la literatura del s. XVI y clasificado por ésta entre los siete grandes príncipes infernales.


Fin del mundo


Al fin del mundo, Cristo, rodeado de majestad, vendrá de nuevo para juzgar a los hombres.

San Dámaso I 366-384. I Concilio de Constantinopla, 381. “Símbolo Niceno-Constantinopla” “… y otra vez ha de venir con gloria a juzgar a los vivos y a los muertos;…” Dz. 86.


Sagradas Escrituras:

Jesús predijo muchas veces su segunda venida (Parusía). “porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta” Mt. 16,27.

“Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.” Mc. 8,38. Lc. 9,26.

“El Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces dará a cada uno según sus obras” Mt. 24,30. cf. Dan. 7,13.

“El fin de la segunda venida será resucitar a los muertos y dar a cada uno su merecido.” 2 Tes. 1,8.

“Por eso debemos ser hallados “irreprensibles” 1 Cor.1,8. 1 Tes.3, 13.


Señales precursoras de la segunda venida:

1.- Predicación del Evangelio por todo el mundo. “Se proclamará esta Buena Nueva del Reino en el mundo entero, para dar testimonio a todas las naciones. Y entonces vendrá el fin. ” Mt. 24,14.

“Y es preciso que antes sea proclamada la Buena Nueva a todas las naciones” Mc. 13,10.

2.- La conversión de los judíos. “Pues no quiero que ignoréis, hermanos, este misterio, no sea que presumáis de sabios, el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel, durará hasta que entre la totalidad de los gentiles y así todo Israel será salvo, como dice la Escritura: Vendrá de Sión el Libertador; alejará de Jacob las impiedades. Y esta será mi Alianza con ellos, cuando haya borrado sus pecados….” Rom.11, 25-27. (totalidad moral).

3.- La apostasía de la fe. “Jesús les respondió: “Mirad que no os engañe nadie. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos” Mat. 24,4. (falsos profetas).

“Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición, el Adversario que se eleva sobre todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto hasta el extremo de sentarse él mismo en el Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios” 2 Tes. 2, 3. (Apostasía de la fe cristiana).

4.- La aparición del Anticristo. “Antes de la apostasía, se manifestará el hombre de iniquidad… 2Tes. 2,3. Persona determinada que será instrumento de Satán.

5.- Grandes calamidades. Ingentes calamidades o catástrofes naturales serán el preludio de la venida del Señor. “Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las fuerzas de los cielos serán sacudidas.” Mt. 24, 29. cf. Is. 13, 10. “Cuando las estrellas del cielo y la constelación de Orión no alumbren ya, esté oscurecido el sol en su salida y no brille la luz de la luna.”

6.- Todos los muertos resucitaran con sus cuerpos en el último día. Símbolo “Quicumque” llamado también: Atanasiano. De hecho, éste símbolo alcanzó tanta autoridad en la Iglesia, occidental como orienta, que entró en el uso litúrgico y ha de tenerse por verdadera definición de fe.

“…Es, pues, la fe recta que creemos y confesamos que… y a su venida todos los hombres han de resucitar con sus cuerpos…” Dz. 40. El símbolo apostólico confiesa: “Creo… en la resurrección de la carne”. Sagradas Escrituras:

Jesús, contesta a los saduceos:” en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino que serán como ángeles.” Mt. 22, 29.

“y saldrán los que han obrado el bien para la resurrección de la vida, y los que han obrado mal para la resurrección del juicio.” Mt. 5, 29

“A los que creen en Jesús y comen su sangre y beben su sangre, Él les promete la resurrección.” Jn 6, 39.

“Yo soy la resurrección y la vida.” Jn 11, 25.

La razón iluminada por la fe prueba la conveniencia de la resurrección:

1.- por la perfección de la redención obrada por Cristo.

2.- por la semejanza que tienen con Cristo los miembros de su cuerpo místico.

3.- el cuerpo humano santificado por la Gracia, especialmente por la Eucaristía.

7.- El Juicio Universal. Cristo después de su retorno, juzgará a todos los hombres. Símbolo “Quicumque”. Es, pues, la fe recta que creemos y confesamos que…desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos…

Sagradas Escrituras:

Jesús toma a menudo como motivo de su predicación el día del juicio: “por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotros.” Mt. 11, 22.

“El Hijo del hombre ha de venir en loa gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces dará a cada uno según sus obras.” Mt. 16, 27.

“Jesucristo ha sido instituido por Dios juez de vivos y muertos.” Hechos 10, 42.

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